Mi carta de viaje Nº 11

San Sebastián de la Gomera, viernes, 30 de octubre de 1998

Queridos Amigos:

La undécima ya está. La décima vino de Chile, ¿Ya sabes? De Arica con fecha de 12 de abril 1998. No os he olvidado. Era sencillamente mi plan no escribir esta carta durante el verano para concentrarme en unas cartas de viaje en francés y holandés. Lo que no era mi plan es este retraso. Demasiado optimista, creí que la podría escribir directamente después mi estancia en Francia, en septiembre.

¿Qué pasó? Tranquilizaos. No estaba enfermo ni sufría una pérdida de energía. ¡Por el contrario! El clima, el ambiente y el placer de vivir en mi país preferido me dieron alas. Vivía en la casa donde espero vivir por muchos veranos por venir. Me convirtió en trabajador de la construcción, no funcionaba más como escritor, ni como estudiante de francés y aún menos como 'vacacionista': Estaba de obrero de sol al sol para construir un apartamento en el interior de la casa, con cuarto de baño y dormitorio y conexión al Internet. Hice de todo: fontanería, albañilería, electricidad pero, lo que más, carpintería, dado que era una casa de madera. El último mes, cuando llegaron mis hijos, mis nietas y mi señora Ghislaine, todo estaba listo. En total, fue una experiencia insólita esta corriente ininterrumpida de energía. Sí, mi energía seguía volviendo los últimos años, pero no había vivido una tal explosión hace muchos años.

Las semanas 'en transito', en mayo y en septiembre, fueron como era de esperar: muy nerviosas por su agenda densa, pero también muy felices por la alegría de volver a ver tantos amigos que no había visto por tanto tiempo. Hemos celebrado juntos mi 69 cumpleaños. Incluso visité París, que no había visitado por más de cuatro años. Mi apartamento allí todavía es una joya. Sentí otra vez no poder vivir en París.

Ya llevo casi seis semanas en La Gomera. He retomado poco a poco la rutina de leer, estudiar y escribir. Compré enciclopedias en francés y ingles en CD-ROM. Busco todavía una en castellano. Así me beneficia de una biblioteca de base que echaba mucho de menos durante mi viaje. Además tengo ahora conexión al Internet y, por eso, tengo una ventana virtual al mundo, la pantalla de mi ordenador, desde este rincón del mundo tan tranquilo.

Por mi ventana real veo el mar que comienza a unos doscientos metros por delante y unos cien metros por abajo de mi balcón. Esta fuera de la ciudad muy cerca del faro y el roque histórico de Punta Colón donde comienza una corriente del mar hasta América. Más a la izquierda veo la isla de Tenerife con su volcán El Teíde, la montaña más alta de todo España. ¡Cómo se contrastan las dos ventanas!

Para mí, el Internet es quiosco, librería y biblioteca a la vez. Es como el total de los mejores quioscos de todos los bulevares del mundo. ¡Qué surtido amplísimo para paladear y leer! Aún más, puedes llevar copias de los artículos para leer más tarde. Paso muchas horas enfrente de esta pantalla virtual, gozando, leyendo y paladeando. 

En esta biblioteca había comenzado aprofundizar en un tema que seguía llamando mi atención durante mis viajes por El Mundo Español: El autoritarismo, al que sigo mirando con mis ojos norteeuropeos muy extrañados. No solamente los regímenes autoritarios; también su incidencia en la vida social, su vínculo con la burocracia y su relación enigmática con la democracia. ¿Hay dos democracias? La del autoritarismo y la del igualitarismo? Buscaba apoyo en estudios sobre los mitos y los dioses que han formado, y siguen formando, nuestra cultura europea: En el mundo latino el Panteón autoritario de los griegos y, al otro lado, los Ases del paganismo norteeuropeo, mucho más igualitarios. Dos cosmologías muy diferentes. Por ejemplo, en el Norte el sol es femenino y la luna masculina. Los Romanos no pueden verdaderamente conquistar estos países tan anti-autoritarios. ¡Un estudio muy fundamental con muchas sabidurías! Casi perdí el hilo.

Pero, ¿Qué pasó? De repente, por mi ventana virtual vi la detención de Pinochet en Londres. El Internet se convirtió en el quiosco más rico. Tenía en mis manos un asunto actual. En Chile, aparte de la prensa, ya había leído unos estudios contemporeanos sobre este fenómeno basados en la historia reciente del país. Ya no podía reducir 'el fenómeno P' a un dios o un diablo, como hacen los políticos. Podía seguir la prensa de Chile, EEUU, España, Inglaterra y otros países del Norte. No solamente las primeras reacciones y presentaciones de los hechos, sino también, en los días siguientes, los artículos más reflexivos, reflejando en el mundo contemporáneo los mitos antiguos que estaba buscando en las bibliotecas.

Los primeros días, en una carta al director en El Mercurio, un lector citó a Pinochet diciendo: "Los dictadores nunca acaban bien". Enfrente de Jon Lee Anderson del The New Yorker, Pinochet lo había dicho con una sonrisa irónica. Después de la entrevista, al salir de la casa Pinochet, su hija Lucía confió a Anderson: "... puede ser su último viaje". Esto fue unos días antes de su salida a Londres. ¿Van a hacerse verdad los dos vaticinios? Parece que sí. Ya el 28 de octubre, El Mundo llevaba un articulo encabezado por: "Pinochet: 'Decid a mis amigos que me saquen de aquí'". ¿Había perdido ya su autoconfianza?

Culturalmente Pinochet es el héroe en una tragedia griega que se da cuenta de su fatalidad y no puede hacer nada para evitarlo. El acto segundo, la evocación de los Dioses, se acaba. Esperamos el acto final. Entretanto, vemos los coros de los partidistas, como en el teatro clásico, subrayando el conflicto con escenas de lamentación y de violencia en las calles de las metrópolis del mundo. Se suma el coro de los periodistas, tomando otro papel del teatro grecolatino, explicándonos lo que no se representa. No somos solamente espectadores, somos partidarios en la tragedia mundial que es la reconquista de los derechos humanos perdidos por el autoritarismo brutal de los Romanos. ¿Va a inscribirse 'El Drama de P' en la lista encabezada por la Magna Carta (1215), el Habeas Corpus Act(1679), el Bill of Rights(1689), y las Declaraciones de los Derechos Humanos de 1789 y 1948? 

Después de la mundialización de la economía, vivimos hoy la mundialización del derecho y de los valores humanos. ¿Qué vamos a ver los próximos días?

Os saludo cordialmente, Gérard 



© 1998 G.H.A. van Eyk, escritor itinerante.